lunes, 8 de abril de 2013

Enero, 14.
La maldición haitiana
El terremoto de Haití había culminado la larga tragedia de un país sin sombra y sin agua, que había sido arrasado por la voracidad colonial y la guerra contra la esclavitud.
Los amos destronados lo explican de otra manera: el vudú tenía y tiene la culpa de todas las desdichas.  El vudú no merece ser llamado religión.  No es más que una superstición venida del África, magia negra, cosa de negros, cosa del Diablo.
La Iglesia Católica, donde no faltan fieles capaces de vender uñas de los santos y plumas del arcángel Gabriel, logró que esa superstición fuera legalmente prohibida en Haití, en 1845, 1860, 1896, 1915 y 1942.
En los últimos tiempos, el combate contra la superstición corre por cuenta de las sectas evangélicas.  Las sectas vienen del país de Pat Robertson: un país que no tiene piso 13 en sus edificios ni fila 13 en sus aviones, donde son mayoría los civilizados cristianos que creen que el mundo fue fabricado por Dios en una semana.
Eduardo Galeano. Los hijos de los días, 2012.
Febrero, 10.
Una victoria de la Civilización
Ocurrió al norte del río Uruguay.  Siete misiones de los sacerdotes jesuitas fueron regaladas por el rey de España a su suegro, el rey de Portugal.  La ofrenda incluía a los treinta mil indios guaraníes que allí vivían.
Los guaraníes se negaron a obedecer, y los jesuitas acusados de complicidad con los indios, fueron devueltos a Europa.
En el día de hoy de 1756, en las colinas de Caibotaé, fue derrotada la resistencia indígena.
Triunfó el ejército de España y Portugal, más de cuatro mil soldados acompañados por caballos, cañones y numerosos ladrones de tierras y cazadores de esclavos.
Saldo final, según los datos oficiales:
Muertos indígenas, 1723.
Muertos españoles, 3.
Muertos portugueses, 1.
Eduardo Galeano. Los hijos de los días, 2012.
Febrero, 13.
El peligro de jugar
En el año 2008, Miguel López Rocha, que estaba brincando en las afueras de la ciudad mexicana de Guadalajara, resbaló y cayó al río Santiago.
Miguel tenía ocho años de edad.
No murió ahogado.
Murió envenenado.
El río contiene arsénico, ácido sulfhídrico, mercurio, cromo, plomo y furanos, arrojados a sus aguas por Aventis, Bayer, Nestlé, IBM, DuPont, Xerox, United Plastic, Celanece y otras empresas, que en sus países tienen prohibidas esas donaciones.
Eduardo Galeano. Los hijos de los días, 2012.